Es curioso como tendemos a reproducir o incluso a usar lo que se creo hace décadas, lo hacemos con los coches, con los teléfonos de casa, las cámaras de fotos, y también con el cine. The Artist evoca ese cine de los maravillosos años 20. Cine mudo, en blanco y negro, actores seductores, música y vestuario impecables...
Hacía tiempo que no sentía ganas de aplaudir al final de una película (esas ganas que te entran cuando ves algo bueno, pero que nunca haces por prejuicios), anoche lo hice, yo y toda la sala. Al terminar, me giré hacia todos, iba a preguntar "¿qué les pareció?" pero no hizo falta. "Me ha encantado" dijo Mawi, "sí, muy bonita" comentó Mariley, y Paco añadió, "buenísima".
Cuando caminábamos hacia el coche, mi hermana comentó, "venía sin muchas expectativas, cine mudo, blanco y negro (todo con un tono irónico)... pero me ha sorprendido gratamente".
Es increíble como nos hizo reír, en ocasiones produjo tristeza, se oían las carcajadas y los sollozos de la gente. El espacio ayudó muchísimo, fuimos al Tyneside, a la sala Classic, que es como un antiguo teatro con palcos y telones de terciopelo rojo, les dejo una foto debajo ;-)
Creo que aunque siempre he pensado que es difícil sentir o pretender que el cine, o casi cualquier cosa, produzcan las mismas sensaciones y emociones que lo hicieron 80-90 años atrás, anoche sí pensé en mi abuela Mima y en lo que se tuvo que divertir con el cine de su época.
P.D: Un Oscar para ese perro, ¡por favor! :-)
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